Mona Lisa Smile

Categoría: Críticas
Fecha de publicación: octubre 15, 2014
Comentario

En 1953, Katherine Watson se traslada desde California al campus de la prestigiosa y estricta universidad de Wellesley en Nueva Inglaterra para enseñar historia del arte. En plena postguerra, Watson espera que sus estudiantes aprovechen las oportunidades que se les presentan para emanciparse. Sin embargo descubre que la prestigiosa institución está anclada en la tradición y el conformismo.

Esta película toca uno de los puntos más importantes de toda sociedad: la educación. Las apariencias de un colegio que importan más que los valores mismos.

Una profesora de historia del arte es aceptada para dar clases en una escuela de mujeres con gran  renombre llamada Weseley, donde las alumnas demuestran una formación de alto rigor académico. A tal punto es que la escena de la primera clase impresiona por la brutalidad con que ellas desvalorizan a la docente recién llegada. La actuación de Julia Roberts como la nueva profesora es sublime. Su sencillez, armonía y sentido de la coherencia logra una interpretación de excelencia. El casting es un acierto en todo sentido. Desde los profesores y directivos de la escuela, alumnos, hasta los roles secundarios. La caracterización y dirección actoral parece haber unificado a todos.

Pasará gran parte de metraje para entender y resignificar el título de esta película. No es un detalle menor la elección del mismo, y por supuesto hace referencia a la obra más importante del renacimiento: La Monalisa de Leonardo Da Vinci (ubicada actualmente en el Museo del Louvre).

Sin dudas que la película pone en jaque el rol de la escuela y su nivel de formación, al mismo tiempo que muestra un grupo de chicas comunes y corrientes que toman, fuman y se divierten pero que tienen un objetivo común: buscan casarse y tener una familia. Es en este punto donde la profesora empieza a cuestionarse qué prestigio tiene dar clases en un lugar, donde todo el sistema (alumnas, padres, directivos) se siente cómodo aun sabiendo este objetivo. Cualquier similitud con la realidad en nuestro país debería ser pura coincidencia. El planteo del arte como una forma de expresión, la diferencia entre lo clásico y lo contemporáneo, la vieja escuela y la vanguardia, la incómoda verdad o la hipocresía de una época; al menos será un punto para debatir luego de la proyección.

La dirección de arte, junto a la fotografía, conforma una obra de arte en sí misma. Salvo que la clase y la profesora a cargo, argumenten lo contrario.

Nicolás Isasi





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