El film, un thriller de suspenso psicológico, comienza planteando el conflicto claramente: luego de un largo tiempo de encierro en una institución psiquiátrica por problemas de agresividad, Luis parece estar listo para regresar a su hogar.  La que no parece estar lista es Beatriz, su esposa, a quien el tormento del pasado no le deja disfrutar este momento que en su interior pensó que nunca llegaría. Las interpretaciones de Luis Luque y Beatriz Spelzini aportan una cuota remarcable a la calidad del film. Sus expresiones, sus miradas y sus silencios son más intrigantes que sus palabras. 

 

La película construye muy bien su intriga en la generación de un ambiente perturbador, al que muy bien aporta el trabajo de la música de Nicolás Sorín. ¿Está Luis curado realmente o es solo su esposa quien imagina que no lo está?

 

El trabajo de los planos y el montaje es notable. Cada encuadre tiene su razón de ser, sobre todo el de la secuencia final donde las expectativas del espectador y el nerviosismo se acrecientan con una puesta en escena muy bien lograda. Quizás el mayor problema del film resida en su desenlace porque a veces cuando los pálpitos del espectador se cumplen, no siempre son el final deseado. Porque finalmente lo interesante de “El Gato Desaparece” es la construcción de un ambiente cargado de suspenso y no los hechos fácticos para su justificación.

 

Dannah Michinski