Al Filo de la Oscuridad

Categoría: Críticas
Fecha de publicación: marzo 4, 2010
Comentario

Thomas Craven es un veterano detective de homicidios y trabaja para la policía de Boston. También es padre soltero. Cuando su única hija Emma, de 24 años de edad, es asesinada, todos piensan que en realidad querían matarlo a él. Rápidamente, Craven se da cuenta que no es así y comienza a investigar.

La vuelta de Gibson en un thriller abrumante
 
Thomas Craven (Mel Gibson), solitario y veterano detective de la criminal en Boston, recibe la visita de su hija Emma (Bojana Novakovic), que esconde misterios y sufre de extraños problemas de salud. Emma misma será asesinada en la puerta de su casa y Thomas decidirá comenzar una personal y riesgosa investigación sobre ese crimen, que lo involucrará en un Universo de espionaje industrial, corrupciones políticas y negocios con la fabricación de armas nucleares.
 
Adaptación de la homónima serie televisiva de 1985, firmada por el mismo Martin Campbell, marca la vuelta de Mel Gibson frente a las cámaras, en un rol muy caro a su carrera (ya se lo recuerda en “Signs”, pero con la misma dureza de “Arma Letal”). No es un film amarillo (que se centra en el ¿quién fue?) sino un thriller (más preocupado en el ¿cómo se siente?), o más bien un action-thriller, que conserva todo el repertorio del hombre solo contra el mundo y el poder supremo.
 
Las imágenes y el clima son dignas de elogio, apoyados por una fotografía siempre nocturna y gélida, pero la trama es superficial y demasiado volátil: a partir de la premisa original (la muerte de la hija) asistimos a una calesita de búsquedas y encuentros que siempre llevan al protagonista al punto exacto, pero que no evidencian ningún tipo de procedimiento investigativo, ni márgenes para la equivocación. En pocas palabras la trama sigue su camino por sí sola, sin ponerse nunca en lugar del espectador, que permanece sin poder entrar definitivamente en lo que se narra. El ritmo es confuso y abrumante, y en este universo verosímil muchas veces perdemos la credibilidad de lo que sucede. Los quiebres narrativos resultan demasiado predecibles, desde los scoops iniciales hasta el clásico final a la Okay Corral.
 
Pasada la hora, el film levanta su ritmo y obtiene varios puntos de fuerza en la interpretación de Gibson (que hasta ese momento mantenía demasiados tics propios ded actors studio), volviéndose oscuro y laberíntico. Hacia el final, durante la reunión con el senador que trata de tapar todo el caso, Jedburgh (Ray Winstone) menciona la frase: “todo tiene que ser tan complicado como para dejar lugar sólo a teorías, y ningún hecho”. Tal vez estaba hablando del film mismo.
 
Lorenzo Barone




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