La Boca, Chile. Al fondo de la colina, cerca del mar, una casa. Sola. Las densas nubes filtran un color perennemente azulado. Zona sombría, de violencia estática, pulsional, entre su arena negra y las calles vacías no pasa desapercibida esa extraña casita amarilla. Un espacio de penitencia, de meditación: esconden algo los plúmbeos sacerdotes que […]
La Boca, Chile. Al fondo de la colina, cerca del mar, una casa. Sola. Las densas nubes filtran un color perennemente azulado. Zona sombría, de violencia estática, pulsional, entre su arena negra y las calles vacías no pasa desapercibida esa extraña casita amarilla. Un espacio de penitencia, de meditación: esconden algo los plúmbeos sacerdotes que […]