Bafici: Run Sister Run!
Fecha de publicación: abril 12, 2011
Comentario
La adolescente Emilia conoce a Siiri y, tras la influencia de esta amistad, se convierte paulatinamente en una enojadiza niña rebelde. Su armonía familiar entra en conflicto y a la nueva euforia y adrenalina de su vida le sigue el duro reencuentro con la realidad.
La ingenua y temerosa Emilia, hasta ese momento quinceañera sólo “agua y jabón”, decide una noche subir al trampolín de diez metros de una mansión-party para demostrar su valentía puesta en duda por los amigos. Pero la pileta se ve muy lejana y Emilia parece titubear. Al subir el último escalón, sin embargo, se encontrará arriba con la extravagante y eufórica Siiri, que fuma al borde del trampolín y la incita a lanzarse con ella. Emilia, tras un gran esfuerzo, acepta y será la zambullida que cambiará su vida. Las dos chicas se vuelven mejores amigas y esta relación transformará a Emilia en una chica rebelde y turbulenta, con todos los problemas familiares que esto acarrea.
Rito de pasaje hablado en finlandés pero común a toda cultura occidental: el sueño de emancipación de la adolescente que se siente adulta y que pasa a absorber la influencia de las personalidades que la rodean. En este caso, la frágil Emilia toma como modelo la soltura de Siiri, exacerbándola al extremo hasta identificarse con ella en una relación que más que amistad se trata de idolatría y profunda admiración. Pero la cándida vitalidad de Siiri (maleducada pero simpática en fin y dotada de una desfachatez que la vuelve radiante) es retomada en sus partes más negativas por Emilia, que no logrará controlar su reacción ante el mundo convirtiéndose en un peligro para quiénes la rodean. Todo por querer considerarse grande, pero despreciando al mundo adulto a la vez. Y lo hace tan drásticamente que al final su mutación causa un involuntario rechazo espectatorial. Pero no es aquí donde falla el film.
En principio pareciera ser que Marja Pyykkö se hubiera formado en base a la narrativa hollywoodense y este aire sin dudas se respira a lo largo del film. Lo que no sería en absoluto un mal, si no fuera que de este modelo narrativo se retoman sólo sus aspectos negativos: banalidad de ciertos dramatismos, esperables puntos de giro, comicidad prefabricada y tanta (demasiada) melaza. Pero como si fuera poco, a esto se le suman problemas de evolución dramática estrictamente guionísticos, personajes que no se sostienen (la figura del padre que no sabe si usar puño duro o perdonar enseguida), otros que desaparecen (el hermano), encuadres repetidos sólo en cuánto supuestamente “bellos” (¿cuántas veces tenemos que ver la ciudad que se mueve en técnica-forward?) pero poco funcionales a la historia. A pesar de todo, resisten algunos momentos interesantes y se pueden vislumbrar, en el desbarajuste general, un par de hallazgos sugestivos.
Lorenzo Barone
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