El músico Philippe, al escaparse de una frustrada aventura con una fan recién conocida, termina vagando por el bosque hasta parar en la casa de sus padres. Un extraño conjuro lo ha transportado hasta su infancia sin posibilidades de volver al presente. Atrapado en esa grieta temporal, deberá encontrar las claves necesarias para recuperar su vida sin que eso implique destruir todo lo que ya vivió.
El cantante Philippe termina catapultado en un absurdo universo rural, luego de una improbable y frustrada aventura con una fanática desconocida. Perseguido por la neurótica admiradora, Philippe decide escapar de noche por un misterioso bosque, que será teatro de encuentro con una ornitóloga de la que pronto se enamorará, pero sobre todo antesala de la llegada a su pueblo natal, donde en una casa de campo lo esperan dos ancianos en pijama (sus padres) y numerosas cuentas pendientes que había abandonado. Philippe, no tardaremos en entenderlo, ha entrado en una brecha temporal de la que no podrá salir (como los Benigni/Troisi que terminaban atrapados en “Non ci resta che piangere”), pero al mismo tiempo su llegada se volverá fundamental para apoyar a su madre y hacerla feliz en sus últimos días de vida (como signo del destino), y para volver a redescubrirse niño y cerrar con sus traumas pasados (como vuelta al núcleo oscuro de la memoria).
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