Total Recall
Fecha de publicación: septiembre 7, 2012
Comentario
A pesar de tener una encantadora esposa, un viaje mental suena para Douglas Quaid como las vacaciones perfectas de su frustrante vida, y los recuerdos de una vida como la de un superespía pueden ser justo lo que necesita. Sin embargo, cuando el procedimiento sale terriblemente mal, Quaid se convierte en un hombre perseguido…
1987. Un holandés versátil (y no nos referimos a Johan Cruyff) es el director de “Robocop”. Esta película, aun con sus limitaciones, ofrece una subyacente y cruda crítica social respecto del papel de la corrupción existente en Estados Unidos en la relación entre las corporaciones y algunas instituciones, poniendo el foco en la institución policial. La cinta se convirtió en una ganadora en boleterías.
1990. Éxito taquillero de por medio, el holandés en cuestión, ni mas ni menos que el prolífico Paul Verhoeven, acepta ahora una apuesta alta. Adaptar el cuento “We Can Remember It For You Wholesale” del escritor Philip K. Dick y lograr una película que pudiera alcanzar un éxito comercial similar al logrado por la cinta del biónico policía de Detroit. El nombre del proyecto fue “Total Recall” (“El vengador Del Futuro”). Recordemos igualmente que ya en 1982 Dick había sido llevado a la pantalla grande de la mano de un inspiradísimo Ridley Scott, cuyo resultado fue su Obra Maestra, “Blade Runner”. Sofisticada y adelantada a su tiempo, la película de Scott no fue aceptada masivamente en el momento de su estreno.
Len Wiseman fue designado como encargado del remake de “Total Recall”, una remake que aparece como prematura de un film que con este lanzamiento genera aun mayor nostalgia. El director de “Underworld” realiza cirugía mayor en cuanto a lo “guionístico”. Ya no hay ni aventuras en Marte, ni criaturas viscosas ni búsqueda de complicidad con el espectador para generar comicidad. Las picardías en los diálogos, la sangre y toda una imaginería de sci-fi noventoso (deliciosa, si me preguntan) se perdió en el espacio. Todo eso fue reemplazado por un empobrecido relato que transcurre esta vez solamente en la Tierra. La película mantuvo, eso si, algunos elementos clave de la original aunque modificados: El sillón donde se realizan los implantes, el supuesto empleado de “Rekall” que aparece para persuadir al protagonista, la máscara tecnológica en el aeropuerto y, por supuesto, la prostituta de tres senos.
Colin Farrell, quien ya formara parte de otra adaptación de Dick (“Minority Report”), interpreta al protagonista. Doug Quaid, un trabajador de una planta que ensambla robots, decide ponerle picante a su vida acudiendo a “Rekall”, una empresa que se dedica a implantar recuerdos artificiales.
El irlandés es de esos actores que uno nunca va a recordar cuando se discuten merecimientos para grandes galardones. Por momentos, uno hasta se siente culpable de haber criticado las dotes artísticas de Schwarzenegger cuando le tocó el turno de ser Quaid. Arnold, con su tosquedad de montañés y sus humoradas austriacas es echado de menos. Colin se merece un Terminator. Hasta la vista, baby!
Por el lado femenino la cosa no mejora. En la película realizada a fines del siglo veinte existía una bien pensada dualidad entre Sharon Stone y Rachel Ticotin, que reflejaban una rivalidad de estilos de mujer muy distintos, con los específicos rasgos de personalidad que generalmente se asocian (sea esto basado en mitos o verdades) a cada tipo. En este nuevo film, Kate Beckinsale y Jessica Biel tienen un “appeal” marcadamente parecido y no da la impresión de que pueda haber contrapunto ni estético ni de ningún tipo entre ellas. Kate y Jess parecen haber nacido bajo la misma luna.
Es entonces donde uno se pregunta, como tantas veces, para que arreglar algo que no estaba roto. Vale decir también que Biel y Beckinsale son dos mujeres muy bonitas…pero nada tienen que hacer frente a Sharon Stone y sus “Bajos Instintos” (Film también perteneciente a Verhoeven). Sharon encarna todo lo viperino, pérfido y seductor proveniente del planeta incandescente de las femme fatale. Ángel y demonio. Merecidamente fue el icono sexual cinematográfico excluyente de los noventas en Hollywood, y un holandés tuvo algo que ver con eso.
A nivel visual, hay ruptura y reconstrucción. La remake exhibe un nuevo look cinemático que desde lo estilístico/cromático esta muy “inspirado” en la ya nombrada “Minority Report” y desde lo conceptual por “Blade Runner”, planteando una sociedad cosmopolita, algo lúgubre, con un fuerte componente asiático.
La cuestión de la identidad, recuerdos conflictivos y ambiciosas corporaciones: “Blade Runner”, “Robocop” y “Total Recall” (en sus dos versiones) giran, cada una a su manera, alrededor de (entre otros) estos tópicos. Quizás el único aporte interesante que hizo Wiseman fue saber interpretar filosóficamente y condensar en estos nuevos diálogos LA pregunta que ya flotaba en el guión de la cinta original. Como escribió algún lucido cronista por allí, “si uno es su pasado o su presente”.
2012. La remake de “Total Recall” es, por momentos y habiendo hecho las salvedades del caso, visualmente atractiva, aunque reposa demasiado y no genera nada sustancial que sea nuevo en este aspecto (¿mera coincidencia ó mal de época?).
Para cualquier espectador con algo de aprecio por el film original, es triste percibir cómo el guión fue inexplicablemente podado y simplificado con un reformulado Quaid que monopoliza pasajes más extensos de la trama a causa de esta simplificación. Preocupándose tanto por la memoria, es curioso que uno presienta que ésta es una de esas películas que probablemente forme parte en algún tiempo de la galería de lo olvidado.
En tiempos del “Curiosity” (y de remakes flojas) Wiseman nos ha dejado sin Marte. Lo lamentamos por este nuevo Doug, que no ha salido de nuestro planeta. Esposas como Sharon no existen aquí, ni siquiera en Holanda. Sólo se consiguen viajando al planeta rojo.
JAVIER CAMPO
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