Comentario
Liam Neeson regresa como Bryan Mills, el agente retirado de la CIA que nunca se detuvo para salvar a su hija de unos secuestradores albaneses. En esta segunda entrega, el padre de uno de los secuestradores jura venganza, y toma a Bryan y a su esposa como rehenes durante una vacación familiar en Estambul…
La primera idea que quiero dejar clara es la siguiente: disfruté la película y no sé si alguna vez me podré cansar de ver a Liam Neeson en este tipo de papeles.
Dicho esto, el obstáculo más grande que tiene la segunda entrega de esta peli es el argumento. Para resumirlo de una forma criolla: la historia está bastante tirada de los pelos. En la primera, todo eso que a uno tanto le gusta ver (tiros, maniobras, escapes impensados, estrategias, etc.) está inmerso en una historia con una problemática muy real e impactante: la trata de mujeres. En este nuevo film, los motivos por los cuales los personajes se movilizan, son los tradicionales de una película de acción; como por ejemplo la venganza. Y además, estos mismos motivos pueden ponerse en tela de juicio. Ya desde la primera escena, uno se pregunta si el padre tan consternado del fallecido “Marko from Tropoja”, habrá pensado que el hijo estaba en Francia como estudiante de intercambio, o de vacaciones quizás (uno quiere levantarse de la butaca y aclararle amablemente a este señor que su hijo fue un terrible torturador y secuestrador de personas, y morir bajo las manos de una víctima es una de las posibilidades). Y tuve que esperar muchos minutos de película para que algún héroe se anime a confrontar a este personaje con respecto a este tema. Cuando finalmente el gran Bryan Mills (Neeson) discute cara a cara con su secuestrador, lo hace muy por arriba. Esto tal vez se deba al hecho de que si el tema se abordara más a fondo, quedaría expuesta una trama un poco floja. A nivel técnico, encontré algunas desprolijidades, como saltos de eje incoherentes o plano incómodos.
Pero casi no nos damos cuenta de todas estos puntos en contra, porque la magia de la acción y las buenas actuaciones tapan todo tipo de problema argumental. Y eso es lo que tiene de mágico el cine norteamericano de acción en general (aunque cabe señalar que esta peli es francesa; ¡chupate esa mandarina!). Un excelente y reciente ejemplo que me viene a la mente es el de Los indestructibles, que argumentalmente hace agua por todos lados, pero a nadie le importa, porque aparecen todos nuestros héroes salvando el día. Y eso está perfecto.
En ese sentido, la segunda parte de esta historia nos complace casi durante toda la película. Como la secuencia del gran escape de Mills, con la ayuda de su hija (Maggie Grace) haciendo explotar granadas por los techos de Estambul.
En resumen, no hay mucho para decir: Búsqueda Implacable fue sorpresa por muchos motivos en su primera entrega (el más importante de ellos es que nunca habíamos visto a Neeson en un papel tan comprometido con la acción y la lucha cuerpo a cuerpo, ¡y es realmente un hallazgo!). En la segunda, no logran sorprendernos, pero sí logran entretenernos. Más que suficiente para los que se quedaron con ganas después de ver la primera.
Federico D’Alvia
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