Submarino
Fecha de publicación: octubre 20, 2012
Comentario
FESTIVAL DE CINE ESCANDINAVO: Dos hermanos a los que separó una tragedia familiar, cuando eran niños, siguen sufriendo hoy las secuelas y los traumas de una infancia triste y oscura. La vida de Nick gira en torno al alcohol y a la violencia; su hermano pequeño es padre soltero y se esfuerza todo lo posible para proporcionarle a su hijo una vida mejor.
En el marco de la tercera edición del “Festival de Cine Escandinavo en Buenos Aires”, hemos tenido la oportunidad de ver un abanico de films de los cuatro países que forman parte del evento: Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia (siendo este ultimo un país “nórdico” y no “escandinavo”, dato sobre el que se echa un manto de piedad dados los fuertes lazos políticos, económicos y culturales entre ellos, originados gracias a la histórica vocación de integración regional de la “tierra de los mil lagos”).
En el pasado, el cine proveniente de esta parte del mundo ha tenido en Suecia, y algunas veces en Noruega o Finlandia, sus producciones más reconocidas. Este año, daría la impresión de que lo mejor conceptuado por la crítica internacional especializada (de esta selección de obras, al menos) ha sido elaborado por realizadores de Dinamarca. En la sección “Retro” del Festival, la elegida ha sido casualmente la película danesa, “Babette´s Feast”. Aclamada por la crítica y ganadora del Oscar a mejor película extranjera en representación de Dinamarca en 1988. Como información adicional, la otra cinta danesa que ha logrado ganar en esta categoría es la más reciente “In A Better World”, de Susanne Bier (el protagonista de esta ultima es Mikael Persbrandt, quien aparece también en “Stockholm East”, de la selección 2012 del festival. A esta película a la que le dedicaremos algunas palabras en un futuro cercano). Los dos padres fundadores del “Dogme 95”/“Dogma”, Lars Von Trier y Thomas Vinterberg (“enfants terribles” si los hay), han estado presentes este año en Buenos Aires a través de recientes obras de su autoría. Nos referimos a “Antichrist” y “Submarimo” respectivamente.
“Submarino” gira en torno a la vida de dos hermanos que, cuando niños, formaban parte de un hogar disfuncional. Nick y su hermano menor debían hacerse cargo de todo debido a que su irresponsable madre estaba perdida en la bruma del alcoholismo. Ellos quedan marcados para siempre cuando, a falta de un adulto responsable, son testigos del fallecimiento del bebé de la familia, causado por evidente negligencia. El guión de la película fue escrito por Tobias Lindholm y el propio Vinterberg, basados en el libro “Submarino” escrito por Jonas T. Bengtsson. Vale mencionar que “Submarino” es la palabra utilizada para referirse a un tipo de tortura relacionada con la asfixia reiterada a un prisionero.
El director empieza a delinear desde los primeros minutos del film un drama intenso, visceral, sin concesiones ni endulzantes. Con el transcurso del relato, el espectador no puede no sentir el ahogo ante los constantes hundimientos que sufren los protagonistas en sus vidas. Las naves de esta flota languidecen inexorablemente en aguas oscuras. La fotografía, a cargo de Charlotte Bruus Christensen, contribuye con todo esto generando una atmosfera de pálidas luces de invierno, de desolación total. Christensen genera, a nivel visual, el perfectamente sombrío universo en el que estos personajes entablan cada uno su batalla gris contra sus más íntimos demonios.
Los dos hermanos (adultos) están adecuadamente encarnados por los actores Jacob Cedergren y Peter Plaugborg. Sus solitarias incursiones por las desoladas cumbres de la autodestrucción se ven interrumpidas por un encuentro decisivo en el cénit dramático de la película. Me refiero al momento en el que ambos se encuentran con la mirada en las zonas de reclusión enfrentadas. Escena memorable.
Uno de los puntos altos de la película tiene que ver con el sonido, a cargo de Kristian Eidnes Andersen (con música de Thomas Blachman). El clima propuesto desde lo argumental y visual a lo largo de todo el film es abiertamente opresivo, desgarrador y, en ocasiones, recargado de un componente deprimente. El diseño de sonido de Eidnes Andersen es, por otro lado, minimalista, sutil y oxigenante. En momentos muy precisos (y preciosos) del film se introducen pasajes musicales, delicadamente seleccionados y sumamente emotivos. Un agradable respiro en forma de melodía. Ni Vinterberg, ni nosotros queremos un mundo sin melodía.
“Submarino” quizás no sea la película para recomendarle a algún entusiasta de cine “light” ó a alguna espectadora preadolescente que busque algo colorido con muchos arcoiris y ponis para ver el sábado a la noche con sus amigas. Este no es precisamente un “submarino amarillo”, como aquel de los Beatles. El de Vinterberg es un submarino metafísico, que surca sigilosamente las arremolinadas corrientes del alma nórdica.
(sigue nuestra crítica)
Antes del final quisiera vindicar algo relacionado con el espíritu de la película. En el momento en el que se da cuenta que su fantasmal hermano esta perdido en un sórdido viaje del que parece no querer volver, Nick hace “click” y decide salirse de su fútil espiral descendente para ayudar a su sobrino. Una travesía por aguas oscuras nunca es gratis, pero él ha decidido confesar la verdad para poder recuperar su, en el más amplio de los sentidos, libertad. De esta manera, tendrá la chance de convertir todos los errores y las tragedias del pasado en una experiencia enriquecedora que le permita construir algo nuevo, y finalmente bueno, en el presente. Una búsqueda de redención para Martin, y para el mismo, de esa suerte de maldición familiar que han arrastrado por tanto tiempo.
“La única batalla que se pierde, es la que no se libra” dicen. Un haz de luz asoma entre las densas nubes invernales del país de Hamlet. Para Nick, para Vinterberg y, porque no, para el cine danés, parece haber esperanza.
JAVIER CAMPO
*Quiero agradecer a Nina Skyhøj Olsen de la Embajada de Dinamarca en Buenos Aires su cordialidad y su interés por comentariosdecine.com. Esta modesta reseña está dedicada a ella.
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