Bella Addormentata

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Fecha de publicación: diciembre 14, 2012
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BACI, FESTIVAL CINE ITALIANO 2012. La película tiene lugar en diferentes partes de Italia a lo largo de 6 días, los últimos de la vida de Eluana Englaro. Historias de diferentes personajes se conectan de manera emocional y existencial. Por ejemplo, un senador debe escoger entre votar a favor de una ley que va contra su conciencia o no.

Por nuestra enviada______________________
 
“Soy la chica del agua” dice María en el celular, diluida entre una multitud de religiosos. Alrededor de velas y carteles, la multitud reza por Eluana Englaro frente a la clínica donde se encuentra internada. En plano y contraplano seguimos a María y Roberto. Ella lo busca con la mirada hasta quedar frente a él. Del otro lado de la calle. Los dos jóvenes, enfrentados ideológicamente, pero que pronto pasarán a convertirse en amantes.
 
Aquí nace una de las líneas narrativas que Bellocchio recorrerá a lo largo de la película. Para enmarcar cada una de ellas, reproduce un marco real: es la última semana de vida de Eluana Englaro, una joven conectada a una máquina que la mantiene artificialmente con vida hace más de 17 años. Al mismo tiempo, se debate la sanción de la ley promovida por Berlusconi para evitar que se la desconecte. Sin embargo, no estamos frente a una película que cuenta la historia de Eluana. No se trata de una reconstrucción. Sino que Bellocchio, al igual que en otros de sus films, se sirve de un marco real para atravesar sus historias de ficción. En el caso de Bella Addormentata, reúne un tríptico de historias que convergen, en mayor o menor dimensión, con la historia de Eluana. El tríptico: María, una chica católica, enfrentada a su padre, un senador (Toni Servillo) que quiere votar contra la ley que promueve Berlusconi, pero que políticamente no “debe”, la disciplina versus la conciencia; una madre y actriz interpretada con gran histrionismo por una Isabelle Huppert de rostro duro y frío, que sacrifica su carrera y su familia (marido e hijo) para mantener a su hija en coma irreversible, cual cuerpo embalsado, cual bella durmiente; y por último, un médico que se dedica a cuidar y rescatar a una paciente heroinómana (Maya Sansa) que intenta en varias ocasiones suicidarse creyendo que su vida no tiene ningún sentido.
 
Los primeros minutos del film presentan el caso de Eluana: este sólo se cuenta a través de pantallas, de los medios, siempre es una imagen televisiva, una representación. Para ello, el director, respeta las secuencias reales que en su momento mostraron la noticia. Quizás estos primeros minutos resulten caóticos, y dejen a la luz la necesidad inmediata de ubicar al espectador en el momento histórico en el que transcurrirá la película. Después de este inicio cuesta entrar al drama del tríptico.
 
A lo largo de la película, se hace una radiografía de cada una de las narraciones que forman el tríptico, excavando en el terreno físico, mental, espiritual y político de los personajes. Narraciones paralelas que nunca se cruzan pero que dibujan el mapa de la polarización, de la contradicción que existe en Italia, incluso la de Italia consigo misma. En el dibujo de ese mapa, Bellocchio articula espacios de drama y tensión, donde explotan diálogos auténticos y catárticos, o donde simplemente, se reza, se escucha el sonido de un piano, o se atraviesa el silencio. Incluso hay espacio para la ironía: un grupo de médicos hace apuestas sobre la muerte de Eluana; dos senadores descansan en un baño turco, allí uno de ellos, médico psiquiátrico, le receta psicofármacos a su compañero para bajar la ansiedad. Es Carlo Crivelli quien compone la banda sonora que atraviesa y moldea los tonos de cada una de las escenas del film. A las escenas de humor se le oponen escenas de atmósfera tétrica: este es el caso de la habitación donde la divina madre, Isabelle Huppert, mantiene a su hija en un coma irreversible, arreglada cual “barbie”, rodeada de un hombre que toca el piano y de tres sirvientas que rezan constantemente para que despierte. Una madre falta de fe pero que se obliga a creer. Hay también un padre y un hermano que la visitan, pero que lo único que quieren es que se termine.
 
La representación de esta joven es quizás aquella que más se acerca al de la bella durmiente. Pero, ¿dónde están las bellas durmientes? ¿Cómo definir ese espacio? Un espacio que está entre la vida y la muerte. Una vida que no es una vida, una muerte en vida, ese espacio “en el medio” que se abre y donde se enfrentan los sentimientos más instintivos con los más racionales. En los cuerpos de las bellas durmientes convive el enfrentamiento de la razón y el instinto, la fe, la política, la medicina. Ellas duermen. Ellas esperan. Ellas quizás nunca se despierten. Ellas quizás prefieran morir. 
 
Sería un error reducir Bella Addormentata a una película sobre la eutanasia, cuando en verdad cuenta, cómo a partir de ella, se despiertan, o redespiertan las grandes emociones humanas.
 
Carolina Romano




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