Comentario
El multimillonario fabricante de armas Tony Stark debe enfrentarse a su turbio pasado después de sufrir un accidente con una de sus armas. Equipado con una armadura de última generación tecnológica, se convierte en “El hombre de hierro”, el héroe de Marvel que se dedica a combatir el mal.
Ya habiendo visto los éxitos cosechados por Fox (la franquicia de X-Men) y Sony Pictures (trilogía del Hombre Araña), era cuestión de tiempo para que los estudios Marvel lanzaran su primera película, que la llevaría a posicionarse y rebasar a los otros como el gran estudio cinematográfico para superhéroes en la gran pantalla.
Aun cuando Batman Inicia fue la vía inicial para otros superhéroes en cuanto a sus orígenes, es necesario establecer a Iron Man como uno de los primeros films que entraron a formar parte de la famosa fase uno de Marvel (El Increíble Hulk, Iron Man 2, Thor, Capitán América: El Primer Vengador) culminando con su integración distinta de superhéroes en Los Vengadores del 2013.
Teniendo en cuenta que el personaje Iron Man sigue un linaje similar al de Batman, siendo ambos millonarios sin padres, con un mayordomo o secretaria a su servicio y un altergo para la defensa de los inocentes, las comparaciones terminan en el momento que se hace muestra de sus profesiones: uno es un vendedor de armas y otro es dueño de varias empresas. Y si bien Batman se rige por enfrentar a criminales a veces pocos creíbles y más que nada de situaciones citadinas; la amenaza de Iron Man viene de otra forma y esta vez en escala internacional.
El filme, por breves momentos, nos muestra ya una cuestión internacional basada en ciertos hechos reales, en cuanto al secuestro de Tony Stark (Robert Downey Jr.) por mercenarios, hasta su deshumanización en aquella cueva en la que está cerca de perder la vida. Es ahí mismo donde la vida de aquel multimillonario que veía todo de una manera poco peculiar, cambia a 360 grados: pasa a verse más humano y, como los primitivos de las cavernas, a utilizar herramientas no avanzadas para crear su fuego (armas) y la rueda (la armadura), y así salir como un nuevo ser.
No cabe duda que Jon Favreau con su cinta fantástica Zathura (Jumanji en el espacio) era el hombre indicado para darle no sólo el toque a veces cómico sarcástico que se requeriría para construir el perfil de un multimillonario como Tony Stark, sino que el propio actor -interpretándose a sí mismo a veces-, logra de manera exacta que cada escena o avance de la historia tenga sentido. Que lo que el público está viendo no es sólo una adaptación del comic, sino que entienda realmente la caracterización de este personaje peculiar.
Habiendo dado en el blanco para la elección del personaje central de la historia, cabe destacar que Gwyneth Paltrow como Pepper Potts (fiel secretaria de Stark) y Jeff Bridges, como Obadiah Stane (socio de Stark y villano de la historia) interactúan muy bien con Downey Jr. Ya sea en momentos cómicos o serios donde Stane muestra su verdadera cara ante el incrédulo Stark.
El guión por sí mismo no muestra interés por desarrollar la acción o la aventura como es esperada en los comics, sino más bien es el planteamiento del desarrollo tecnológico de una armadura para enfrentar a los malos de esta historia como en sus siguientes secuelas. Pero a su vez, hay que mencionar que si el filme muestra el interés de crear un héroe sin poderes sobrenaturales, más bien apuntando a tecnología avanzada, hay muy poco espacio para el desarrollo de personajes por el tipo de vida que llevan, ya sea el glamour de vida de ricos o para la vida familiar de todo millonario.
Así y todo, siendo este un filme de acción con toques en ciertas ocasiones cómicos, no podemos dejar de lado al fabuloso Stan Winston, creador de efectos especiales para el Jurassic Park y Terminator 2, muestran su gran talento en cuanto a la veracidad de la armadura de Tony Stark y sobre todo la capacidad de mostrar un realismo de esta armadura volando por los aires, enfrentando ejércitos, a Obadiah Stane en duelo o cercano a un F 5.
Juan Felipe Wong Esparza
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