Melancholia

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Fecha de publicación: octubre 10, 2013
Comentario

4º FESTIVAL CINE ESCANDINAVO. Justine y Michael dan una suntuosa fiesta para celebrar su boda en casa de la hermana de la novia y de su marido. Mientras tanto, el planeta Melancolía avanza hacia la Tierra en esta película psicológica y catastrofista de Lars Von Trier.

El escritor y conductor Alan Pauls dijo alguna vez: “una buena película es varias películas al mismo tiempo”. Asistimos, en este caso, a un film referido a un planeta desconocido cuya atmosfera está compuesta por diversas capas: Melancholia es un drama existencial, un film de catástrofe/apocalíptico y una obra de autor con una alto nivel de artisticidad y vuelo filosófico. A grandes rasgos, podríamos decir que la película exhibe dos niveles que aparecen superpuestos: uno se enfoca en cuestiones del orden de lo social y el otro del orden de lo cosmológico/filosófico. En el nivel enfocado en lo social, se percibe un retrato despiadado y meticuloso de las miserias y los vicios de la clase alta (¿Danesa? ¿Escandinava? ¿Europea? La película es intencionalmente vaga respecto del país en donde transcurre el relato) muy en sintonía con Festen (La Celebración de Vinterberg, otra gigantesca película proveniente de Dinamarca). Pero, si me preguntan, este film es mucho más que sólo esto. Por su articulación con este segundo nivel, el film propone una feroz crítica al papel de los medios de comunicación, a la razón instrumental occidental, a la desconexión con la naturaleza y el universo del hombre posmoderno y a las mentiras de una sociedad que sostienen el craso error que implica endiosar y fetichizar a la ciencia y a la tecnología. Una búsqueda infructuosa de sentido ante una existencia inexorablemente finita y cruel. La película tiene vínculos evidentes con fuentes literarias y filosóficas, como así también profundas resonancias políticas de absoluta vigencia y pertinencia respecto de este momento de crisis global y transformaciones en este nuevo mundo del siglo XXI. Estamos solos en el universo, rindiéndonos, como Justine, ante la alterada gravedad del fin de una era.
Las dos Charlottes (Rampling y Gainsbourg) y los dos Skarsgard (Stellan y Alexander), Kiefer Sutherland, Udo Kier, Jesper Christensen y un John Hurt desopilante (al que nos gustaría ver trabajando más seguido) forman parte de un elenco de lujo. Volviendo a aquello dicho por Pauls, podemos decir que Justine (Kirsten Dunst protagonista en todo su esplendor, interpretando el mejor rol de su carrera) es, por lo menos, más de una Justine. Profesional exitosa, esposa mal comportada, nena caprichosa, pitonisa cruel, diosa blanca. Es curioso que Justine incurra en el auto sabotaje de la misma manera que sucedió con Von Trier en la conferencia de prensa en la que se presentó el film en Cannes. Algunas humoradas desafortunadas que adquirieron repercusión mediática y que parecen no haber causado demasiada gracia a algunas personas. Destrucción, destrucción, destrucción. Lars, el Wunderkind del cine escandinavo actual y un transgresor incurable, siempre propenso a los juegos y a las provocaciones, no perdona, ni se perdona (ni lo perdonan). Jorge Luis Borges, al igual que Von Trier, también desarrollo un fructífero interés por la cultura germánica (tanto continental como escandinava). El gran escritor argentino escribió en su prólogo de “Los mitos griegos” de Robert Graves que “‘The White goddess’ (La diosa blanca) quiere ser la primera gramática del lenguaje de la poesía, pero es, de hecho, un mito esplendido, acaso exhumado por Graves, acaso forjado por Graves. La diosa blanca de ese mito es la Luna, la poesía occidental no es otra cosa para Graves que las ramificaciones y las variaciones de ese complejo mito lunar, hoy recuperado por él. Quiere que la poesía retorne a su origen mágico”. Ese pasaje en el que Justine posa desnuda bajo ese cielo, a la vez precioso y trágico, es el encuentro irrepetible y nocturno de dos esplendidas diosas blancas.
Una mujer de rasgos valquiricos, la luna, el niño, el bosque, los jinetes, las estrellas, la música académica, la referencia explícita a Beethoven, la relación danza-muerte (el Totentanz), la destrucción de mundos (el Götterdämmerung). Figuras vinculadas parcialmente con lo nietzscheano y lo wagneriano y totalmente con lo germánico atraviesan este relato. Lars Von Trier es un destructor de mundos, un constructor de mundos. No todos los terrícolas están dispuestos a darle la bienvenida a Melancholia. ¿Por momentos pretenciosa? ¿Desconcertante? ¿De una consistencia variable y con alguna excentricidad evitable? Quizás; pero lo que sí puedo aseverar es que estamos en presencia de una película inolvidable, a la que le sobra inteligencia, audacia, potencia, belleza y, por sobre todo lo anterior, poesía. Cada día más realizadores (y espectadores) prescinden de la poesía.
El ballet cósmico que da inicio a la cinta (una de las escenas introductorias más hermosas que hayan visto los ojos de quien escribe, sin lugar a dudas) o la escena final, cuando Justine, luego de haberse mostrado despiadada con todo su entorno, lleva a su sobrino a un refugio mágico para resguardarlo ante el peligro inminente. Dos sutiles caricias que envuelven y mitigan. Bálsamo para un mundo agónico, diezmado por la crueldad y la destrucción. La venganza que Lars dedica a sus detractores es la belleza.
Con una intensidad de tenor operístico más bien demoledora, el film es además provocativo, inteligente, complejo y muy misterioso. Melancholia es, efectivamente, muchas películas. Una oda danesa al romanticismo alemán, una danza macabra entre dos cuerpos celestes y crueles, una despiadada metáfora que alude al fin de una era y una poética cinematográfica encantadora que conmueve profundamente en una época en la que el cine indaga, asombra, provoca y emociona cada vez menos. El ambicioso juego final de Lars el terrible consistió en componer nada más y nada menos que su propio Ragnarök cinematográfico. Un arcano planeta que oscila entre las galaxias de lo apolíneo y lo dionisiaco se aproxima apacible e indiferente hacia la tierra. Disfrútenlo mientras dura.
Javier Campo




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MOVIELF dice:

Me encantó la película. Excelente review!

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MATIAS dice:

impecable javi! solo resta ver la peli ahora!

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JULIO INGLESIAS dice:

Muy buena esta reseña! Felicitaciones por la pagina!

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MAURO C dice:

la verdad no la tenia en mente pero despues de leer que es tan sorprendente a pesar de que de a ratos pueda llegar a ser pretenciosa la puse en lista de espera. Buena review

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VICTORIA ERCEG dice:

concuerdo con la review! muy buena

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JOAN dice:

Javi muy buena crítica! Coincido contigo, sobre todo en que “el cine indaga, asombra, provoca y emociona cada vez menos”. Suerte que de vez en cuando nos regalan este tipo de films que me hacen que no me levante de la silla y me mantienen en tensión! Ahora te animo a que veas Gravity! otra perla de un director que desconocía totalmente (el mexicano Alfonso Cuarón)!

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SIBAL dice:

Profunda reseña. Una sustentada invitación a su visionado.

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MATÍAS dice:

Muy buena reseña, la voy a ver. Más citas de Borges por favorrrr!

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CARLOS dice:

Elegante y profundo analisis, coincido en casi todo! Felicitaciones Javs!

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KRISTO dice:

Buena reseña como siempre! Muy acertada! Felicitaciones!

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MARTHE TETLIE dice:

Awesome site 🙂

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DANIEL dice:

Me dieron ganas de ver una película de un director que en su momento desprecie enérgicamente, interesante critica.

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MARIO dice:

Tremenda reseña! Felicitaciones viking! 🙂

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