Wakolda

Categoría: Críticas
Fecha de publicación: octubre 16, 2013
Comentario

En el verano de 1960, un médico alemán conoce a una familia argentina en la región más desolada de la Patagonia, y se suma a ellos por la ruta del desierto. El viajero no es otro que Josef Mengele y esta familia revive en él todas las obsesiones relacionadas con la pureza y la perfección.

Un grupo de chicas juegan al elástico. Vemos primero sus pies. Después, sus cuerpos, y la llanura pampeana, inmensa y desierta. Una danza agreste. La mirada de un extraño estudia la escena. El villano elige a su víctima: Lilith. Así transcurre la primera escena del film. De ahora en más, los cuerpos ya no serán cuerpos: serán especímenes, experimentos, objetos de estudio. O, mejor dicho, campos de batalla.
 
La escena que abre Wakolda  anticipa la estructura narrativa del film. Escuchamos en off la voz de la diminuta Lilith sobre las páginas de una libreta con anotaciones e ilustraciones científicas. Cuerpos garabateados atravesados por números y medidas. Más tarde descubriremos que la libreta pertenece al refugiado nazi, Josef Mengele. Lilith dice: “Hubiera sido el espécimen perfecto si no fuera por mi altura.” Su voz, fiel e ingenua al mismo tiempo, guiará el perverso relato, siempre acompañada por las ilustraciones que empapan la libreta del científico alemán.
 
Esta primera escena nos familiariza además, con lo que será el suspenso de las próximas escenas. Prepara el escenario de Wakolda. Una familia integrada por la pareja de  Enzo (Diego Peretti) y Eva (Natalia Oreiro),  y por sus 3 hijos (de los cuales Lilith es la menor), viaja con destino a Bariloche. Allí planean reabrir una hostería familiar. Eva creció en los pasillos de la hostería en el seno de una familia de raíces alemanas. Camino a Bariloche, en plena ruta del desierto, un médico alemán -Mengele- sugiere amablemente formar una caravana con ellos para ir hasta allá. La familia acepta, sin saber que el médico ya ha elegido a su víctima. Los automóviles se sumergen en las rutas pampeanas. Mientras tanto, los relámpagos anuncian una tormenta inminente.  
 
Desde el principio el espacio es hóstil: la anunciada tormenta los obliga a parar a dormir en la casa de un desconocido, perdida en la ruta. Allí se entabla uno de los primeros encuentros que moldearán la siniestra relación entre Lilith y Mengele. La inquietante atracción. Él, prolijo, correcto y seductor en sus propuestas, se gana, no sólo la curiosidad y confianza de la niña, sino la de toda la familia. A Eva, formada en una escuela alemana de Bariloche, la conquista a través de las lenguas germánicas. Mientras que a  Enzo, aficionado fabricante de muñecas, lo seduce con dinero. Abre una lúgubre y sombría fábrica de muñecas, en la cual se producen muñecas arias idénticas en serie. Quizás una metáfora algo obvia y burda y que pone de manifiesto la desconfianza hacia el espectador.
 
A raíz de su cuerpo poco desarrollado, Lilith debe soportar las burlas de sus compañeros en el colegio. Mengele se obsesiona con Lilith y experimenta en su cuerpo, hormonas de crecimiento. Él no ve un cuerpo, él ve tamaños y medidas. El cuerpo se transforma en un objeto de estudio. Más adelante su obsesión mutará a los gemelos que lleva Eva en su vientre. Más allá de que Puenzo engendra un fascinante y perverso vínculo entre Lilith y el médico alemán, con el pasar de los minutos el vínculo pierde fuerza y carece de tensión. Ese aire siniestro, tan logrado al principio, deja de crecer en un determinado momento del film, se detiene. La tensión no evoluciona. Se traba. Y queda la sensación de que la película vuelve sobre sí misma y se ralentiza. La directora no logra transportar al espectador al climax de esta relación. Es como si la tensión se disolviera en los imponentes paisajes patagónicos.
 
Por otro lado, Wakolda abre y propone muchas tramas que terminan por quedarse a mitad de camino. Tratamiento superfluo, falta de profundización. Esto sucede por ejemplo con el desarrollo de la experiencia adolescente de Lilith. O con el ocultamiento del pasado nazi, cuando un grupo de alumnos del colegio alemán esconde libros y documentos. Las tramas y subtramas se saturan, el espectador es seducido por una y luego por otra, sin poder finalmente acceder a ninguna de ellas.
 
A pesar de algunos huecos narrativos, hay que subrayar un fuerte trabajo desde lo actoral. Por un lado la extraordinaria actuación de la protagonista y narradora Florencia Bado, que debuta en la pantalla grande en el papel de Lilith. En su cuerpo enjuto y semi escuálido, encarna el personaje que se encarga de seducir las ambiciones científicas de Mengele. En ese cuerpo frágil y quebradizo se juega toda la película, en su mirada viva y elocuente, en su expresividad. Y por otro lado, la del catalán Àlex Brendemühl, quien no solo tiene un parecido físico con Mengele, sino que además, compone contundentemente una personalidad desdobladada, amable pero al mismo tiempo misterioso, pertubador e inescrupuloso. Elena Roger se luce en el personaje de una fotógrafa infiltrada: ella registra el crimen en sus fotografías. Se trata de un film de época, ambientado en el Bariloche de los años 60, comunidad que entre pactos y silencios avaló el escondite de nazis prófugos en la Argentina. Acompaña una fotografía que expresa la hostilidad y frialdad patagónica. Lagos, montañas, paisajes desiertos, agrestes, helados y lluviosos componen el escenario patagónico: una belleza inconmensurable y adversa que sedimenta el film en una sociedad de costumbres y pensamientos endogámicos.
 
Un encuentro azaroso en una ruta desierta con un extraño. Un extraño que seduce a una familia con sus siniestros encantos.Un extraño que, conforme avanza el film, se sumerge en la intimidad de esta familia. Sin dudas, Wakolda es un thriller histórico correctamente planteado con recursos heredados del suspenso: sin embargo, falta que explote la tensión urdida a partir de esa inquietante confianza.
 
Carolina Romano




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LUIS dice:

Gracias por tu comentario, esta semana veo la película.

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CAROLINA dice:

Gracias Luis, espero el tuyo!

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CLARITA DIDEROT dice:

Excelente!!!!Muy buena crìtica.Clarita

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CAROLINA dice:

Gracias Clarita!

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