Pain & Gain

Categoría: Críticas
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Fecha de publicación: octubre 19, 2013
Comentario

“Dolor y dinero” nos cuenta la historia de unos culturistas de Florida que planean el secuestro, robo y asesinato de un adinerado empresario. Sin embargo, la víctima no fallece y se recupera en secreto. De hecho, contrata a un detective privado para que localice a sus captores con el propósito de vengarse de ellos.

Michael Bay es un gran director cuando se habla filmar secuencias de acción que nadie jamás haya podido imaginar. Desde grandes explosiones hasta batallas con distinguidos monstruos cibernéticos, el californiano ha dejado bien impreso su nombre y reputación en Hollywood. Sin embargo, a nivel general, no se destaca por dirigir obras maestras, o por lo menos mostrarnos aquellos filmes que uno quisiera o esperaría de él.
 
Siendo la excusa perfecta para poder hacer una cuarta entrega ante la ya decadente franquicia Transformers, y para probarse a sí mismo tener el suficiente criterio para realizar filmes de peso como los grandes norteamericanos (Francis Ford Coppola, Woody Allen, Steven Spielberg, Martin Scorsese, entre otros), y sumándole a esta ambición un presupuesto más medido en comparación con sus recientes filmes, surge Pain & Gain. Visto el cambio de enfoque: ¿qué cosa podría salir mal? En verdad prácticamente todo.
 
Basado en un homónimo artículo del Miami Herald la trama cuenta la felicidad buscada, por medio de la vida criminal, de tres fisicoculturistas de mediados de los ’90, concluyendo con el respectivo arresto y sentencia. Ya sólo con ver este plotline tan simple, se podría decir que Michael Bay tuvo entre manos una fácil y sencilla historia que contar, que sin embargo no tomó con seriedad o mejor dicho, su historia nunca logra ser la que el espectador busca o pretende encontrar en la película.


A simples cuentas, se narra la difícil vida de Daniel Lugo (Mark Wahlberg), entrenador de gimnasio que no sólo se preocupa por mantener su excelente físico, sino que desea poseer una mejor condición de vida como la de sus clientes; y en este caso Victor Kershaw (Tony Shahoub) es quien se jacta y habla de sus riquezas ante Lugo. Este será el detonante para que el entrenador planee y concrete junto a otros, un rudo Adrian Doorbal (Anthony Mackie) y un inocente casi niño (Dwayne Johnson), un plan que de entrada pareciera tener éxito, pero que a medida que avanza se manifiestan fenómenos de avaricia, deseo y poder, que llevan a que todo salga de control.
 
Aun cuando el guión se centra en ese punto de partida, o bien el deseo del sueño americano clásico (trabajar y vivir como un rey en un territorio lejano que no es el propio), todo se desborda por los excesos del director, preocupado más por enseñar chicas sexy en bikini como prostitutas, o los tiros de cámaras y ralenti, que hacen que lo representado no se tome con seriedad. No hay que dejar por fuera que, aunque Christopher Markus y Stephen McFeely buscan lograr una historia al estilo Scorsese con las voces off, geniales diálogos absurdos y las metas conseguidas por los personajes, la trama nunca alcanza el exponente de drama criminal, sino que más bien se limita a jugar con el tono de una comedia negra sin poder colocarse en un solo género. Alterna lo criminal y la comedia, hasta en el clímax del filme. En cuanto a la sentencia final, no tiene credibilidad lo que pasa en la mente de los personajes ante lo que escuchan. Es decir, ¿se ríen de que van a morir o de quedar encarcelados de por vida?
 
Sumado a esto, parecieramos estar ante una trama que no sabe realmente dónde apuntar, y las actuaciones no ayudan para nada. Tenemos a Mark Wahlberg, líder de la banda, que se interpreta a sí mismo como lo vino haciendo en sus otras películas (The Big Hit, Ted, Los Infiltrados), y los otros dos actores que parecen mal seleccionados o fallaron en la interpretación de sus personajes. Si hemos visto a Dwayne Johnson hacer papeles rudos y darse de golpes en el ring con otros, su inocencia y femineidad en este caso, no le ayudan para demostrar su posición como parte del grupo criminal. Lo mismo podría decirse de Mackie, que al no poseer cuerpo como Johnson sería mejor que éste, tal vez, interprete el papel del otro, y viceversa. Además de las actuaciones de Rebel Wilson, Rob Coddry entre otros, tenemos un film que en principio pudiera haber sido tomado en serio, pero que decae con este elenco y a través de una trama cada vez menos creíble.
 
A fin de cuentas, Michael Bay es un excelente director para filmes de acción pero en lo que respeta a películas de otra índole, no tiene las suficientes herramientas o mejor dicho nada para mostrarse como un director de “reputación fina” en Hollywood.
 

Juan Felipe Wong Esparza 





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