Si se pensaba que, cinematográficamente hablando, habíamos visto todo lo referido al horror (vampiros, momias, hombres lobos, brujas, entre otros), habría que replanteárselo una vez más. Pues si creíamos que los elementos que introdujo al género la famosa oleada de los zombies, desaparecerían inmediatamente cómo llegaron, estábamos completamente equivocados.

Siendo una producción independiente en blanco y negro, Night of the Living Dead narra la historia de Johnny y Bárbara. Ellos se encuentran en el cementerio visitando a un familiar, cuando de momento se encuentran con un ser espeluznante parecido a un cadáver con vida. Este, complica la visita, provocando que Bárbara salga corriendo hasta a una casa, mientras su hermano intenta enfrentar al monstruo. Y es ahí donde, junto a otros habitantes, deberán enfrentarán el horror y el miedo de estos seres espeluznantes, encerrados durante toda una noche.

Escrita y dirigida por George A. Romero, esta película hizo historia como uno de los grandes hitos del séptimo arte. Pues no sólo se convertiría en base para futuras franquicias, sino que influenciaría a una camada de directores de la talla de Danny Boyle y Frank Darabont. Además permitiría ampliar este universo no sólo en los Estados Unidos y en el cine, sino también en Europa y en la pantalla chica. La interpretación que los actores hacen de sus personajes no es lo primordial en esta historia. El centro son los zombies, quienes proporcionan un aura de miedo en todo momento, aún sin tener aquel maquillaje ideal para retratar su putrefacción, como sí lo tendrán en los siguientes filmes y en otras películas. En este caso se trabaja de forma más realista a estos seres paranormales.