Where Do We Go Now?

Fecha de publicación: noviembre 10, 2013
Comentario

3º FESTIVAL LATINARAB. Un cortejo de mujeres vestidas de negro se dirige al cementerio, apretando contra su cuerpo fotos de sus esposos, padres o hijos. Todas comparten el mismo dolor, consecuencia de una guerra funesta e inútil. En un país destrozado por la guerra, estas mujeres muestran la inquebrantable determinación de proteger a sus familias de toda clase de amenaza exterior.

Un cortejo coreográfico de mujeres vestidas de luto avanzan por el árido y polvoriento desierto de un pueblito libanés, rumbo al cementerio. Unas llevan crucifijos, otras el velo islámico. Sin embargo todas aprietan contra su pecho fotografías de padres, de hijos y de maridos, arrancados de sus tierras por la guerra  civil. En la entrada a un cementerio partido en dos, unas se dirigen al sector cristiano, otras al musulmán. Mujeres divididas por religión, pero igualmente desmembradas, unidas por un mismo dolor. Mujeres aguerridas y corajudas.  Es esta la primera postal de Where Do We Go Now? (¿Y ahora adónde vamos?), segundo largometraje de la directora libanesa y cristiana, Nadine Labaki, el cual obtuvo el Premio del Público como Mejor Película en el Festival de Toronto (2011).
 
La tragicomedia es el tono elegido por la directora para narrar el conflicto entre católicos y musulmanes en el seno de un pueblo libanés practicamente aislado e incomunicado del resto del mundo. En él conviven las dos religiones, y, aunque finalizada la guerra, la violencia permanence latente y los ánimos, caldeados: cualquier roce amenaza con convertirse en algo más grave. Todo pareciera siempre estar a punto de explotar, al igual que las minas que circundan el pueblo.
 
Es en ese momento en donde intervienen ellas, perseverantes, unidas para frustrar y diseminar cualquier germen de violencia. Ya no quieren que se maten entre ellos, ya no quieren llorar más muertos. El tono tragicómico delinea entonces un escenario costumbrista y pintoresco habitado por personajes grotescos, semi caricaturas, entre los que aparecen el intendente y su mujer Yvonne. Las mujeres son el sostén de la armonía, el alivio del rencor. Fieles a la paz, se convierten las heroínas del film. Los hombres, en cambio, responden a un perfil primitivo, instintivo, animalesco y machista. Enfurencen ante cualquier provocación, el rencor los vuelve bestias. Son además distráidos, practicamente anulados, por el vicio: una mujer vestida de odalisca, una copa de vino o un bocado de comida, secretamente hecho con marihuana, son suficiente para distraerlos. A estas artimañas apelan las mujeres para desviarlos de sus violentos objetivos. El vicio es la carnada perfecta; vicio mata-violencia.
 
A pesar de los divertidos y carticaturescos personajes, el registro de la película en ningún momento termina de definirse: el humor absurdo hace temblar el verosímil que parece también, siempre a punto de explotar, hacia un lado o hacia otro. Muta de la comedia, al drama, y del drama al musical, sin un ensamblaje sólido. También hay una historia de amor entre Amal y un pintor que queda en la nada. El resultado: un pastiche de géneros.
 
Where Do We Go Now? tiene un personaje enorme: un pueblo. El film, adornado de costumbres pueblerinas, se construye desde el principio como un espacio aislado. En las periferias del pueblo, cerca de las minas, un grupo de jóvenes carga una antena en busca de señal y, habiéndola conseguido, montan una sala al aire libre con sillas y televisión. La gran novedad, el milagro de un pueblo perdido en las montañas. Ansiosos, los habitantes se reúnen frente a la pantalla de televisión para recibir las noticias del resto del país: la pantalla de televisión, una radio con baja señal y el diario (que debe ir a buscar fuera del pueblo uno de los personajes) son los elementos de conexión con el resto del mundo. Los medios no tardarán en transformarse en una amenaza: las noticias que llegan del exterior anuncian nuevos enfrentamientos entre católicos y musulmanes. Potencial germen de violencia: esto puede reavivar de hostilidad entre los hombres. Las mujeres intervienen: sabotean los medios, queman los diarios. De caótica presentación, todos los personajes del pueblo siguen una línea, más o menos grotesca. El pobre campesino al que se le muere una cabra, la joven y esbelta Amal envidiada por sus pares femeninas, el adolescente que permanentemente busca riña y se babea con chicas pulposas y semidesnudas. El cliché abunda y, llevado al extremo, pone en peligro el verosímil. Los climax dramaticos, aunque logrados, quedan desdibujados en la coherencia total del film. Si bien, lo absurdo y exagerado de personajes hacen peligrar el verosímil, las interpretaciones pueblerinas son divertidas y fluidas. Se destaca la de Claude Baz Moussawbaa, en la que recaen las escenas de mayor dramatismo del film.
 
A pesar de sus contradictorios registros, Where Do We Go Now? culmina en una extraordinaria secuencia: el humor negro (ahora sí perfectamente articulado con el drama) se sedimenta sobre la base de un mensaje unificador, se vuelve la proyección de una esperanza en medio de un pueblo partido y desmembrado. La última imagen del film nos devuelve a la postal del inicio. Ahora, en el polvoriento desierto, marchan hombres y mujeres. En su marcha late un aguerrido mensaje que hace eco en la filmografía de Medio Oriente: la tolerancia.
 
Carolina Romano




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