Comentario
BAFICI 2014. Otoño de 1917 en Francia. El marido de Camille, un soldado, le cuenta a través de sus cartas que el frente está estancado, que el enemigo malvive en sus propias trincheras, igual que ellos en las suyas. Un día llega la última carta: se despide de ella, abandonándola. Incapaz de aceptarlo, Camille se disfraza de hombre y viaja al frente en su busca…
La historia transcurre a finales de la Primera Guerra Mundial. Camille es una valiente mujer que sale desesperada en búsqueda de su marido, quien se encuentra en el frente y acaba de dejarla a través de una carta. En consecuencia, ella se corta el pelo y se viste de hombre, haciéndose pasar por un joven adolescente que se suma a un pequeño escuadrón de soldados devenidos desertores. La amenaza de la guerra está latente todo el tiempo, aunque apenas percibamos la presencia del enemigo con algunos sonidos. La dirección de actores y el casting logran un elenco con mucha solidez y verosimilitud, donde las interpretaciones de cada uno de los soldados cumplen un papel fundamental en la relación con Camille, recreada por Sylvie Testud. Su interpretación es impecable, supo otorgar la dualidad que el personaje requiere y debe soportar junto al grupo, logrando por momentos un verismo similar al de Renée Falconetti en su rol de Juana de Arco, de Dreyer.
La excelente fotografía comienza con la cálida escena de la carta situando el contexto espacio-temporal, pasando por una extensa gama de colores fríos entre pastos, árboles, uniformes y pálidos rostros, a través de una larga caminata en la cual podemos apreciar los paisajes más bellos de Flandes, incluso en las noches más profundas, donde la nitidez de cada detalle se hace visible en medio de la oscuridad. Cabe destacar un largo plano en el cual el jefe del regimiento, decide tomarse un baño mientras cae el atardecer, donde la silueta del cuerpo humano parece moverse dentro de un cuadro impresionista.
Mientras observaba la película, no pude evitar la comparación con La Fille du Règiment (La hija del regimiento), opera de Gaetano Donizzetti estrenada en la Opéra-Comique de París el 14 de febrero de 1840. En primer lugar, la similitud se da a partir de la fonética de ambos nombres: en el film Camille, en la opera Marie. El jefe de los dos regimientos la protege como a un hijo/a. Y un aspecto fundamental es la música, que si bien está presente todo el tiempo en la opera por cuestiones de género, en el film podemos apreciar varias canciones de un estilo balada pop-rock, logrando una estética similar a The Beach Boys, Bob Dylan y The Beatles, mezclando bellas armonías corales, instrumentos de cuerda y viento (muchos de ellos de luthería propia) interpretadas por los mismos soldados (actores y músicos) y registradas en vivo durante el rodaje.
El soldado (Tonio) en la opera tiene un gran protagonismo, mientras que en la película aparece sólo al final. La opera presenta de forma cómica un enredo amoroso que tiene que ver más con una diferencia de clases sociales y la condición de ella como soldado (luego aristócrata) que intenta encontrarse con su amado; mientras que en la película, la tragedia de la guerra es el eje principal, mostrando las duras condiciones de vida que debían atravesar pasando por el punto de vista de Camille y del regimiento entero como contrapunto.
A su vez, existe una gran similitud estética con una de las últimas producciones londinenses realizadas en el MET, donde toda la escenografía es un gran mapa en forma de montañas. Paradójicamente ambas se estrenaron en 2007. En aquella producción de La Fille du Règiment, el rol de Marie lo interpretó Natalie Dessay, quien además tiene un gran parecido con la actriz Sylvie Testud. Luego hay aspectos específicos como el vestuario del ejército francés con su utilería y algunas escenas de conjunto que parecieran ser parte de la misma puesta. Aunque claramente se trata de relatos diferentes, ambas comparten el humor y la música, recorriendo caminos paralelos, pero atravesando guerras con casi un siglo de distancia.
Quizás la diferencia más grande radica en que el propio regimiento de la opera no quiere que se vaya su preciada hija por considerarla un soldado más del famoso Regimiento 21°, mientras que en la película, por el contrario, es ella quien quiere permanecer para lograr su cometido fingiendo su condición sexual hasta las últimas consecuencias. Ahí es donde coincide ese objetivo común que logran estas dos grandes heroínas: permanecer junto a sus maridos felices y por siempre.
Nicolás Isasi
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