Comentario
Katie y Micah son una joven pareja que se muda a un nuevo hogar. Desde siempre, Katie ha estado convencida de que a su alrededor hay fuerzas demoníacas que la observan y la intimidan. Su novio se interesa en el tema y decide instalar una cámara para saber si ocurre algo. Las imágenes que recoge la cámara son tan espeluznantes que no volverán a conciliar el sueño.
San Diego, casa familiar. Una jóven pareja, Micah y Katie, comienza a sentir una extraña presencia que se manifiesta en sobre todo de noche, causando episodios paranormales en las habitaciones. Micah, experto en tecnologías, decide comprar una cámara y grabar todo lo que ocurre (en particular la “hora de los fantasmas”, mientras ambos duermen). Pero la entidad negativa no tardará en aparecer muchas más veces, volviendo la situación totalmente incontrolable.
Film record en su plusvalía (costado apenas 15 mil dolares, cuenta hasta ahora con una ganacia de 107 millones), se vendió como inspirado en una vivencia real del director de orígen israelí Oren Peli, durante una mudanza. En realidad el estilo ya lo conocíamos: el as real as possible, que ya se evidenciaba en el famoso “Blair Witch Proyect” y que se vivió durante espera del más reciente “Cloverfield”. O bien una suerte de meta-cine, en el que se presta más atención a la propaganda masiva que al film en sí mismo, donde ya se abandonan las leyes genéricas y los variados universos verosímiles en-sí para acercarnos a un real crudo, o que pretende pasar por tal.
Vendido con el eslogan “el film que terrorizó a Estados Unidos” (frase que hace cosquillas releída luego de verlo), en verdad no terroriza demasiado por su trama, sino por el uso despiadado que hace de la cámara: los actores la manipulan como quieren, le hablan encima rompiendo cualquier esquema espectatorial (y pareciéndose cada vez más a filmaciones casuales que cada uno de nosotros tiene guardadas en algún cajón) y la tratan como si fuese un espejo portátil.
Hay olor a operación de marketing. Más campaña publicitaria que objeto-en-sí. Más contenedor que contenido. Pero Estados Unidos ya nos había acostumbrado a esto. Sin embargo, algo de positivo hay: sinceramente se puede respirar un intento de progreso en la narración cinematográfica. Si la cámara hasta ahora ocultaba su presencia en el género clásico, ahora se redobla la apuesta, simulando lo real, lo vivenciado, y entonces se dota al film de un estilo amateur para que parezca que la historia la pudo haber vivido uno de nosotros, cualquiera. Es una ruptura que puede llevar a grandes consecuencias, pero no ahora mismo, y mucho menos con este tipo de films.
La visión a la larga cansa y distrae más que apasionar, como en Blair Witch, que sólo tenía el mérito de haber llegado primero. La estética de lo austero, desprolijo, filmaciones “crudas” y espontáneas (que en realidad son ensayadas y bien pensadas), no descarta recursos clásicos del ghost movie: puertas que se abren, luces que se prenden, ruidos, pasos, golpes secos. Poca tinta en el tintero (del guionista, claro -que es el mismo Peli-).
Interesante, de todos modos, el resultado del montaje: la historia resulta narrada con una sequedad terrible, paradójicamente distanciada de su propio protagonista camara-man que en teoría es quién la posiciona. Deja pie para una reflexión sobre el campo visual y la mirada, y la relación de ésta con lo real. Pero es una técnica que debe todavía ser explorada y pulida hacia otras dimensiones, que tal vez se atisben en el más interesante “El Cuarto Tipo” de Olatunde Osunsanmi.
En pocas palabras son films que sólo se pueden amar u odiar. Pero la verdadera pregunta es: ¿”Paranormal Activity” da miedo? Algunas escenas están indudablemente bien filmadas, pero éste es uno de los pocos casos en que la visión del film en el cine no premia el resultado que se busca. Es un film íntimo, para ver en silencio en un televisor hogareño, posiblemente de noche y a solas. En las butacas de un cine, con comentarios y vastas reacciones del público, la visión se dificulta y distrae.
Spielberg lo vio e intuyó su carácter comercial, incluso imponiéndole a Peli de cambiar el final. Hay tres diferentes finales posibles, pero sólo uno visible en cines: ninguno de éstos, sin embargo, nos deja del todo conformes.
Lorenzo Barone
ESTEBAN dice:
coincido con el puntaje.
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