Bafici: Like You Know It All

Categoría: Críticas
Fecha de publicación: abril 19, 2010
Comentario

El cineasta Ku es convocado como jurado de un deslucido festival de cine. Pero, como es frecuente en el cine de Hong Sang-soo, se despliegan difíciles situaciones de entendimiento entre hombres y mujeres, en un plan donde los desencuentros y el azar son proporcionales a las dosis de humor y de tristeza.

La vida social, emocional e intelectual de un director de cine en el seno de la Corea contemporánea.
 
El renombrado cineasta Hong Sang-Soo vuelve a la pantalla grande con un film cinéfilo, basado en el personaje del cineasta-autor perdido en el mundo, interpretado por Kim Tae Woo (que ya aparecía en sus películas anteriores, como “Women on the Beach”), que viaja por su país conociendo gente, reuniéndose con colegas, creando papelones, encontrando nuevos amores y terminando por hacer las cuentas con su propio pasado.
 
Acompañado por una repentina voiceover, el film es una reflexión interior sobre un artista exitoso cuya vida se pierde en los meandros de su propio arte. Hong reflexiona a través de planos largos, haciendo interrelacionar personajes, con una narrativa fiel a su estética y una rítmica argumentativa propia del cine coreano actual. El protagonista realiza dos viajes por Corea: a un festival de cine y a la isla de Jeju a dar un seminario. Entretanto, noches en blanco, discusiones abiertas con las personas que va conociendo, momentos de alegría, peleas y tensiones.
 
Hay un guiño a cierta condición del cineasta independiente actual, borracho y aislado, que narra su propia vida en pantalla, sus propias dudas, ve la libertad como “lo más importante en la vida”, pero luego sigue influencias de otros intelectuales mayores que considera más formados que él. Ku, el protagonista, hace promesas que no mantiene y no parece ser capaz de dirigir a nadie en su constante deambular inseguro, y sin embargo es famoso y apreciado por todos.
 
Hong analiza entonces quién está detrás del film independiente, la vida de éste cuando no hay rodaje, cuando es llamado por ejemplo como jurado en el festival de Jecheon y se descubre que los críticos invitados se la pasan juntándose de noche a tomar y duermen durante las proyecciones. Hay evidentes toques de humor (incluso a nivel de filmación, véase el memorable zoom al gusano al final de la conversación con la chica), que juegan todo el tiempo con la cualidad asocial del personaje, entre los amoríos con dos esposas de sus amigos a quiénes les dice amarlas luego del primer beso y siente siempre una inseguridad fatal. Al final, una de las chicas lo abandona pidiéndole que no haga un film sobre ella, y sabemos perfectamente que así lo hará.
 
Es un film agradable, que divierte y se divierte, que nos brinda una jocosa crítica a los circuitos festivaleros y nos rodea personajes absurdos, espontáneos y en parte autobiográficos, resaltados por bruscos zoom-in y por curiosas actitudes que toman frente a las situaciones. Viene a completar el panorama la sagaz frase de la alumna que no entiende los films de Ku y que está cansada de los intentos del mismo por explicar su arte: “usted no es un cineasta, es un filósofo”. Tal vez una juguetona autocrítica que Hong se hace a través de su propio alter-ego.
                                                                                                                  
Lorenzo Barone




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